Autorregulación y el nuevo rol de la administración pública en la gestión integral de residuos
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Trabajo fin de máster dirigido por Manuela Mora Ruiz y Carmen Núñez ; tutor: Manuela Mora Ruiz. En la actualidad, la modernización radica en un proceso de "tecnificación" en el que se encuentra inmerso el sistema jurídico ambiental. La Administración Pública se encuentra superada por cuestiones técnicas demasiado precisas y en constante cambio, que obligan a los expertos del sector privado y la industria a tomar una intervención mucho más activa. El privado es quien al fin y al cabo tiene el "know-how" de cómo controlar los riesgos que él mismo crea. Este fenómeno genera un apartamiento de la tendencia tradicional de regulación exhaustiva y de comando y control por parte del Estado, para dar lugar a una desconcentración del emisor de la norma; una mayor participación de la sociedad; y una propensión a la estandarización normativa. El Estado debe encontrar el equilibrio para que la legitimación técnica de la que goza el sector privado, se sostenga aún en momentos donde no sea rentable. Solo atendiendo a ello debe utilizar sus facultades de policía, control, fomento y disuación, siempre para influenciar y motivar. Ello, de manera inteligente y atendiendo al Principio de Proporcionalidad que indica que la opción más eficaz y menos restrictiva a la libertad, es la mejor. Esto se materializa a través de dos herramientas: la autorregulación de las empresas y el control ambiental. No escapa a este fenómeno, la gestión integral de los residuos.
Trabajo fin de máster dirigido por Manuela Mora Ruiz y Carmen Núñez ; tutor: Manuela Mora Ruiz. En la actualidad, la modernización radica en un proceso de "tecnificación" en el que se encuentra inmerso el sistema jurídico ambiental. La Administración Pública se encuentra superada por cuestiones técnicas demasiado precisas y en constante cambio, que obligan a los expertos del sector privado y la industria a tomar una intervención mucho más activa. El privado es quien al fin y al cabo tiene el "know-how" de cómo controlar los riesgos que él mismo crea. Este fenómeno genera un apartamiento de la tendencia tradicional de regulación exhaustiva y de comando y control por parte del Estado, para dar lugar a una desconcentración del emisor de la norma; una mayor participación de la sociedad; y una propensión a la estandarización normativa. El Estado debe encontrar el equilibrio para que la legitimación técnica de la que goza el sector privado, se sostenga aún en momentos donde no sea rentable. Solo atendiendo a ello debe utilizar sus facultades de policía, control, fomento y disuación, siempre para influenciar y motivar. Ello, de manera inteligente y atendiendo al Principio de Proporcionalidad que indica que la opción más eficaz y menos restrictiva a la libertad, es la mejor. Esto se materializa a través de dos herramientas: la autorregulación de las empresas y el control ambiental. No escapa a este fenómeno, la gestión integral de los residuos.