Hacia un mejor control de nuestros pacientes con asma
Author
Date
Other authorships
Publisher
ISBN
Abstract
El asma es una enfermedad respiratoria crónica que se caracteriza caracterizada por una inflamación crónica de la vía aérea, que origina episodios recurrentes de disnea, sibilancias y tos, que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra. El asma es una de las enfermedades crónicas más frecuentes a nivel mundial, de hecho es cada vez más frecuente entre los niños y los jóvenes. Se calcula que la padece el 5 por ciento de la población adulta y el 10 por ciento de los niños y adolescentes. A pesar de los avances terapéuticos, diversos estudios poblacionales muestran que estamos muy lejos aún de tener a nuestros pacientes asmáticos bien controlados (ausencia o disminución de las manifestaciones de la enfermedad a su mínima expresión). Por tanto, resulta esencial establecer estrategias globales dirigidas a obtener un buen control de nuestros pacientes asmáticos, siendo imprescindible la formación de los profesionales, la coordinación entre niveles asistenciales y, sobre todo, la educación sanitaria del asmático.
El asma es una enfermedad respiratoria crónica que se caracteriza caracterizada por una inflamación crónica de la vía aérea, que origina episodios recurrentes de disnea, sibilancias y tos, que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra. El asma es una de las enfermedades crónicas más frecuentes a nivel mundial, de hecho es cada vez más frecuente entre los niños y los jóvenes. Se calcula que la padece el 5 por ciento de la población adulta y el 10 por ciento de los niños y adolescentes. A pesar de los avances terapéuticos, diversos estudios poblacionales muestran que estamos muy lejos aún de tener a nuestros pacientes asmáticos bien controlados (ausencia o disminución de las manifestaciones de la enfermedad a su mínima expresión). Por tanto, resulta esencial establecer estrategias globales dirigidas a obtener un buen control de nuestros pacientes asmáticos, siendo imprescindible la formación de los profesionales, la coordinación entre niveles asistenciales y, sobre todo, la educación sanitaria del asmático.