El patrimonio como capacidad colectiva. Dignidad, imaginación, ciudadanía
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Resumen
El patrimonio cultural es un elemento altamente significativo en la vida social, esto se debe a que articula una imagen de las sociedades que contribuye a establecer lo que tales sociedades han sido, lo que son y lo que quieren llegar a ser. Esto es resultado del ejercicio de la imaginación que toma parte en la identificación de la sociedad con elementos simbólicos que son o pasan a ser parte de una comprensión común irreductible a instancias individuales. Esta es la razón por la que el patrimonio puede ser concebido como una capacidad colectiva que tiene por efecto la expansión de capacidades individuales. Esta comprensión común, distintiva del patrimonio, requiere ser orientada hacia fines democráticos y emancipatorios, y es la igual dignidad quien cumple ese rol de guía normativa. También la igual dignidad, al estar a la base de la condición de ciudadanía, oficia de puente entre la reflexión inherente a las evaluaciones patrimoniales y el ejercicio de ciudadanía, y en ello se funda la identificación de los elementos simbólicos que califican como patrimoniales. El ejercicio de la igual ciudadanía supone poner en juego capacidades, virtudes y emociones, que hacen posible la evaluación y deliberación requerida para la identificación del patrimonio, que siempre estará guiada por el telos de la igual dignidad.
El patrimonio cultural es un elemento altamente significativo en la vida social, esto se debe a que articula una imagen de las sociedades que contribuye a establecer lo que tales sociedades han sido, lo que son y lo que quieren llegar a ser. Esto es resultado del ejercicio de la imaginación que toma parte en la identificación de la sociedad con elementos simbólicos que son o pasan a ser parte de una comprensión común irreductible a instancias individuales. Esta es la razón por la que el patrimonio puede ser concebido como una capacidad colectiva que tiene por efecto la expansión de capacidades individuales. Esta comprensión común, distintiva del patrimonio, requiere ser orientada hacia fines democráticos y emancipatorios, y es la igual dignidad quien cumple ese rol de guía normativa. También la igual dignidad, al estar a la base de la condición de ciudadanía, oficia de puente entre la reflexión inherente a las evaluaciones patrimoniales y el ejercicio de ciudadanía, y en ello se funda la identificación de los elementos simbólicos que califican como patrimoniales. El ejercicio de la igual ciudadanía supone poner en juego capacidades, virtudes y emociones, que hacen posible la evaluación y deliberación requerida para la identificación del patrimonio, que siempre estará guiada por el telos de la igual dignidad.