Gibellina and contemporary arts. Landscape, public space and identity beyond the ruins
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El articulo trata sobre Gibellina y las artes contemporáneas con un enfoque especial en la relación entre el paisaje, el espacio público y la identidad más allá de las ruinas. El 15 de enero de 1968, varios pueblos del Valle del Belice, Sicilia, fueron golpeados por un poderoso terremoto. Sacudiéndose de ese desastre natural, la Gibellina de hoy ha respondido a un doble papel, suspendida como está entre lo antiguo y lo nuevo, la ciudad destruida y la reconstruida. La imagen del pueblo está impresa en el imaginario colectivo como un verdadero tópos en el que las artes visuales, junto con la poesía, la arquitectura y el teatro se entrelazan en el paisaje urbano y natural a través de un proceso compartido y participativo, desde sus claras recaídas identitarias. En los años posteriores al terremoto, el papel más impactante en la zona fue el de Ludovico Corrao, alcalde del pueblo y promotor de las artes. Gracias a este esfuerzo compartido, se crearon una multitud de obras de arte que luego se colocaron en una especie de museo al aire libre donde ahora más de 70 piezas son accesibles al público en espacios abiertos, incluido el "Il Grande Cretto" de Alberto Burri. En este contexto, junto con el vínculo siempre importante entre la obra de arte y su entorno, surge el papel crucial de la relación entre lo antiguo y lo contemporáneo. Esta relación sustenta conceptualmente la formulación de las obras a través de las cuales la comunidad afectada por el terremoto ha podido reconstruir su identidad y adoptar nuevas formas de rituales colectivos.
El articulo trata sobre Gibellina y las artes contemporáneas con un enfoque especial en la relación entre el paisaje, el espacio público y la identidad más allá de las ruinas. El 15 de enero de 1968, varios pueblos del Valle del Belice, Sicilia, fueron golpeados por un poderoso terremoto. Sacudiéndose de ese desastre natural, la Gibellina de hoy ha respondido a un doble papel, suspendida como está entre lo antiguo y lo nuevo, la ciudad destruida y la reconstruida. La imagen del pueblo está impresa en el imaginario colectivo como un verdadero tópos en el que las artes visuales, junto con la poesía, la arquitectura y el teatro se entrelazan en el paisaje urbano y natural a través de un proceso compartido y participativo, desde sus claras recaídas identitarias. En los años posteriores al terremoto, el papel más impactante en la zona fue el de Ludovico Corrao, alcalde del pueblo y promotor de las artes. Gracias a este esfuerzo compartido, se crearon una multitud de obras de arte que luego se colocaron en una especie de museo al aire libre donde ahora más de 70 piezas son accesibles al público en espacios abiertos, incluido el "Il Grande Cretto" de Alberto Burri. En este contexto, junto con el vínculo siempre importante entre la obra de arte y su entorno, surge el papel crucial de la relación entre lo antiguo y lo contemporáneo. Esta relación sustenta conceptualmente la formulación de las obras a través de las cuales la comunidad afectada por el terremoto ha podido reconstruir su identidad y adoptar nuevas formas de rituales colectivos.